Hermandad Sacramental

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BREVE HISTORIA DE LA HERMANDAD SACRAMENTAL

Referente a la Hermandad Sacramental de San Miguel, aunque de momento es imposible demostrar le fecha exacta de su erección, pudiera ser que lo fuera por extensión desde Sevilla de la misma bula concedida a Teresa Enríquez por Julio II y a la que se acogieron numerosas hermandades sevillanas en 1512.

Lo que si sabemos, es que la “Cofradía y Hermandad del Cuerpo y Sangre de Jesucristo nuestro Señor en el Augusto y Admirable Sacramento del Altar” de San Miguel, según reza su título original, es mencionada el 23 de noviembre 1512 en el testamento de Leonor Bernal, mujer de Gonzalo González Granado donde deja una manda a la Hermandad Sacramental de San Miguel, por la que se le encargaba que siempre hubiese cera encendida en el sagrario de la parroquia (es por lo que se las llamaba Cofradías de la Cera) y algo después en el testamento de Inés Fernández, mujer de Diego Camas, otorgado ante Francisco de Sanabria el 24 de abril de 1524, donde se dejaba otra manda por la que se instaba a que en su entierro acompañaran los hermanos del Santísimo Sacramento de San Miguel, para que por ello se les diera lo que se acostumbrase, de manera que en el primer cuarto del Siglo XVI funcionaba normalmente, teniendo personalidad jurídica y recibiendo donaciones de los fieles.

Fue esta Hermandad una de las más famosas, devotas y suntuosas de todas las que radicaban en la Iglesia de San Miguel y en la ciudad de Jerez, sabemos que estuvo enriquecida con innumerables gracias, indulgencias y privilegios pontificios, amén de grandes riquezas materiales, de forma que hubo tiempo en que tenía renta de millón y medio de reales, un gran archivo y una ingente documentación.

Fueron tantas las gracias e indulgencias, que para que a todos los fieles cristianos les constase y supiesen el tesoro espiritual que ganaban al inscribirse en ella, se pusieron de manifiesto en un tablón en el pilar inmediato al sagrario de la iglesia.

Por su parte las cuantiosas rentas procedían de los arrendamientos de fincas urbanas ubicadas de manera preferente en la collación de San Miguel, adquiridas por esta gracias a las donaciones testamentarias y de dotes, así como de las limosnas obtenidas en la fiesta dedicada al Santísimo Sacramento, lo que le permitió generar un vasto patrimonio traducido en innumerables tesoros artísticos religiosos, muchos de los cuales aún se conservan en la Iglesia de San Miguel.

Debe destacarse entre ellos, la custodia procesional de Juan Laureano de Pina, orfebre jerezano de gran prestigio, según escritura de finiquito otorgada en 8 de Mayo de 1674 en casa del escribano D. Antonio Madera, ante el notario D. Pedro Sierra Vico, actuando como testigos D. Juan González de Mendoza, D. Pedro de la Mota y D. Esteban de la Bastida, conservándose una copia simple, certificada por el secretario de la corporación.

Referente a la documentación, en la actualidad se conservan diez Libros, la mayoría de los siglos XVII y XVIII, en aceptable estado. Son libros de Protocolos fechados en 1667 y 1694, de Actas de 1735, Contables con fecha 1761, 1777, 1793 y 1806, de Gobierno de los Señores Mayordomos fechado en 1797 y por último los de asiento de Hermanas y Hermanos, ambos de 1696. Resulta curioso comprobar la existencia de hermanas en esta Hermandad Sacramental hace cuatro siglos.

Las anotaciones documentales referentes al transcurrir cotidiano de esta Hermandad del Santísimo Sacramento, permiten deducir toda una serie de cultos celebrados durante el año por los hermanos en las festividades dedicadas a; San Pedro de Alcántara, los Desposorios, San Andrés, Santa Bárbara, Vespertinos de la Cuaresma, San José, la Encarnación, Domingo Infraoctava del Corpus y la Santísima Trinidad.

Junto a los cultos, era tal el entusiasmo por la manifestación pública de Jesús Sacramentado que salían de esta iglesia siete procesiones solemnes eucarísticas: Jueves, Viernes y Sábado Santos, Dominica in Albis, Dominica infra Octava de la Aparición de San Miguel, Dominica infra Octava de San Pedro y Fiesta de San Miguel Arcángel; además se ha de advertir que todos los días del año salía el Santísimo a visitar a los enfermos de la collación y además se realizaba una solemne procesión eucarística a la cárcel de la ciudad para atender espiritual y materialmente a los reclusos.

A mediados del s. XX la hermandad se encontraba en postración, tras la muerte de su último hermano pocos años antes, y antes de que transcurrieran los cien años de inactividad que según el derecho canónico motivan la extinción de una hermandad, la junta de gobierno de la hermandad penitencial del Santo Crucifijo y Mª. Stíma. de la Encarnación se dirigió reiteradamente al cura párroco solicitándole fusionarse con ella, para rescatarla y devolverle la vitalidad perdida con el máximo esplendor posible.

Por fin, el 25 de diciembre de 1955 el entonces cura párroco de San Miguel, Dr. D. Rafael Rodríguez González, entendiendo la crítica situación de la hermandad sacramental accedió, aceptando lo tantas veces solicitado.

Ello resultó en un proceso que culminó con la Unión de ambas Hermandades según decreto de su Excia. Rvdma. Sr. Arzobispo Administrador Apostólico de la Archidiócesis Hispalense Dr. D. José María Bueno Monreal, del 5 de octubre de 1956 firmado por el Ilmo. Sr. Vicario General D. Valentín Gómez con el Vº. Bº. del Notario Eclesiástico. Dr. Emilio Aguilar, así como la autorización de las nuevas reglas de la ya Pontificia, Antigua y Venerable Hermandad del Santísimo Sacramento y cofradía de nazarenos del Santo Crucifijo de la Salud y Mª. Stíma de la Encarnación, el 8 de octubre de 1956.

A partir de esa fecha organiza anualmente una procesión eucarística el domingo infraoctava de la festividad del Corpus Christi, procesión a la que coloquialmente se conoce como “Procesión de Minerva” por analogía con el nombre del convento de la Minerva de Roma en la Iglesia de Santa María sopra Minerva, construida sobre el templo de la diosa Minerva, y regentada por los frailes dominicos, que habían recibido la propiedad del papa Alejandro IV en el s. XIII, donde por la bula “Dominus Noster Jesus Christus” del pontífice Paulo III dada de 30 de noviembre de 1539 se erigió la primera cofradía del Santísimo Sacramento.

La finalidad de la Cofradía fue promover el culto del Santísimo Sacramento, porque a partir del concilio de Trento y del Decreto de Paulo III, era obligatorio colocar el Sagrario o el Tabernario de la Reserva Eucarístico sobre el altar; esto promovió la aparición de capillas destinadas al culto eucarístico. Así, con la denominación de “Minerva” se conocía a las iglesias pertenecientes a la Archicofradía del Santísimo Sacramento, y a la función eucarística que se celebraba cada tercer domingo de mes.